viernes, 6 de mayo de 2016

El tríptico de los encantados (una pantomima bosquiana); Max (Museo del Prado)



Corría el año 2005 cuando el Louvre de París inició una colección en la que destacados autores de cómic rendirían homenaje a los principales pintores y obras de dicha pinacoteca. Una iniciativa que el Museo del Prado hace ahora suya con el lanzamiento de El tríptico de los encantados (una pantomima bosquiana), novela gráfica que el Prado encargó Francesc CapdevilaMax (Barcelona 1956) como anticipo de ElBosco. La exposición del V centenario que abre sus puertas el próximo día 31.

Tomando como punto de partida el imaginario y la modernidad del pintor holandés, Max compone a un Bosco laico, epicúreo y con un sentido del humor decisivo en su aproximación a los vicios y debilidades del alma e inspirado a partir de las obras Extracción de la piedra de la locura, Las tentaciones de San Antonio Abad y El jardín de las Delicias. En el inicio la piedra de la locura aparece como metáfora de una fantasía desbocada, de esa imaginación inspiradora de la que ningún creador puede prescindir. En la segunda el protagonista se enfrenta a dicha fantasía como “reverso de un ojo que está mirando en otro lugar y nosotros ahora estamos viendo a través de él”. Una observación que finalmente le lleva a entender El jardín de las Delicias como una singular parada de los monstruos, una cabalgata de los encantados que, después de cinco siglos, todavía parece encerrar un misterio que nadie ha sabido desentrañar.

Minucioso y trabajador como El Bosco, Max abordó el encargo estudiando al detalle las técnicas pictóricas del holandés. Ante un pintor que algunas voces consideran precursor del cómic moderno por su carácter fragmentario, Max ha adaptado los códigos del El Bosco al siglo XXI y lo ha hecho dotando su bestiario de un movimiento que el pintor, a falta entonces de técnica viñetística, tan sólo llegó a sugerir.

Un proceso que abandona en el camino todo lo accesorio, incluidos los colores y  paisajes, para conservar tan sólo las indispensables referencias simbólicas. Aquellas pistas que para Max podrían arrojar alguna luz para entender cuáles eran los conflictos que llevaron a El Bosco a pintar semejantes escenas.

Imágenes: Museo del Prado.

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